Muchas cosas han
pasado desde de la ultima vez que escribí, quizás la más decepcionante fue
nuestra primera visita a un hotel en Caracas.
Uno de los beneficios
de tener pareja estable que sea conocido
por tu familia es que puede quedarse en tu casa por tiempo ilimitado, así que
en mis 27 años nunca había visitado un hotel.

Sin perder la
esperanza nos dirigimos al otro Hotel Dallas (chacaito) esta vez el Sr. de la
recepción nos deja entrar (y no se molesta en ocultar su cara homofobica) el sitio
parece un laberinto y terminamos perdiendo la habitación. Una chica se dirige a
nosotros y nuevamente con desgano / apatía / y asco nos dice: ¿Están los dos
juntos? Le decimos SI! – responde: ¿Qué habitación tienen? – Respondemos: 21
- Nos indica la dirección al instante
que usa su radio para “pasar información”
Entramos al
supuesto “nido de amor” y el ambiente heterosexual predomina – en las paredes
reinan espejos y fotos de Sofía Vergara desnuda. No pasan 5 min. y recibimos
nuestra primera llamada.
Recepcionista:
ehhh disculpe habitación 21
Alex: (Pienso: No!
la Casa Blanca )
si dígame…
Recepcionista: Son
dos hombres lo que entraron en la habitación!
Alex: (Pienso: No!
somos dos extraterrestres) Si Srta.
Recepcionista: Ok
La chica cuelga la
llamada y ya sentimos que no somos bienvenidos, algo extraño esta pasando… El
animo con que somos recibidos no nos permite “entrar en acción” así que
decidimos conocer la habitación, cuando de repente recibimos otra llamada:
Recepcionista: Buenas noches, disculpe Sr. pero por
políticas del hotel no permitimos personas del mismo sexo en la habitación,
agradecemos desalojar la habitación, su dinero le será devuelto…
Inserten cara de
conmoción – impotencia – rabia – ira – desgano – etc al salir de la habitación
la chica “nos escolto” hasta la recepción donde nos entregan el dinero con cara
de “AQUÍ NO ACEPTAMOS MARICOS” nosotros inmutados – viéndolos a los ojos – y
retirándonos cual gente civilizada que somos, sin embargo no pudimos ocultar
nuestro asombro al ver como reciben a un tipo con DOS MUJERES, nos vemos a la
cara y pienso ¿A que estamos jugando? ¿Las reglas no aplican a ellos?

Ustedes se preguntarán
¿por que no reclamamos? ¿Por que no nos defendimos? y la respuesta es simple:
Seguimos siendo minoría sin ley que nos ampare. Ese día más que nunca sentimos
la presión de nadar en contra la corriente, sentimos la presión de estar
expuestos, de ser señalados y créanme no se siente nada bien. Nos mantuvo en
pie nuestra determinación en saber que no estamos haciendo nada malo, jamás
imaginamos que la homofobia llegará a tal nivel.
No pasen un mal
rato y corran la voz con sus amigos, y más que eso promovamos la igualdad,
basta de tanto abuso.
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