Anaís (La amiga en común con Kevin) es el tipo de persona intuitiva, esa que logra descifrar en segundos la personalidad de alguien, los tres conformamos un buen grupo de trabajo y en nuestras horas de almuerzo compartíamos fuera de la oficina para distraernos y pasarla bien. Al principio está bien que no quieras contar nada de tu vida personal, pero cuando ya llevas casi tres años compartiendo es absurdo ocultar ciertas cosas, en ese momento estaba yo, buscando el momento para contarle a Anaís y Kevin “mi verdad” en realidad el enrollado era yo, ellos estaban esperando que yo me decidiera a hablar… Kevin este año se fue de la empresa, por tanto ahora solo compartía con Anaís, pero yo quería contárselo primero a él, allí comienza el viaje que termina el 25 de diciembre, que es el día que decido hablar directamente con Kevin.
Anaís le contaba a Kevin que los gays están rodeados de cierta “perfección” inexplicable, que la mayoría éramos personas de éxito, estudiosas, inteligentes, “alguien con el que vale la pena tener una amistad” su mejor amigo (de la universidad) Manuel es gay y desde que eran adolescentes (ambos tienen ya 41 años) son grandes amigos. Kevin se sorprendió y dudaba en creer en mantener una amistad con un gay. Estos carnavales pasados ella lo invitó a pasar las vacaciones con su familia en casa de Manuel y su pareja, el fue y para “su sorpresa” consiguió a un hombre totalmente masculino, serio, y que toda su familia/amigos aceptaba, aparte de eso con buen humor, respetuoso y amable. El concepto de GAY para Kevin se amplio, (y de que forma) ahora nos veía con otros ojos, se dio cuenta que somos como cualquier ser viviente, con errores, con virtudes, y que las diferencias están marcadas por las etiquetas que marca la sociedad. Al llegar de este viaje me comenta “quede impresionado con Manuel, yo jamás pensé que un gay fuera tan pana” (y yo por dentro pensaba SI TU SUPIERAS) de allí en adelante su visión cambio para bien.
¿Y si existieran más Anaís?
Debo darle gran parte del crédito a Anaís por ampliarle la mente a Kevin y mostrarle que lo gays no somos bichos raros, no venimos de otro planeta, no somos enfermos sexuales. Ella decidió cambiarle la mentalidad con ejemplos y su amigo Manuel y yo (sin saberlo) éramos los conejillos de india. Kevin quedó tan convencido que somos personas comunes y corrientes que al momento de mi confesión no hubo tanto shock, solo estaba esperando “mi confesión” a ver si era cierto o no lo de mi orientación sexual.
¿Pero que pasaría si todos nos animáramos a salir del closet de una vez por todas y “nuestras Anaís” familiares, y amigos cercanos, nos ayudarán a cambiarle la mentalidad a la gente? A perder ese miedo absurdo, a evitar hacer comentarios mal intencionados, al darse cuenta que no es algo que uno decide, NACIMOS ASÍ…
Una semana pasó de la confesión y mi amistad con Kevin cambio para bien, el que sigue en shock soy yo, el ya hasta me pregunta por mi novio “¿Y como esta Flavio? debe ser difícil que tu estés trabajando y el de vacaciones, porque lo ideal es estar juntos en esta época” ¡aún no creo que sepa soy gay! Un nuevo año nos espera y lo ideal es seguir compartiendo, mostrándole ahora más que nunca que somos gente de bien, que lo único que queremos es ser felices y tener los mismos derechos que ellos, y que es posible que “nuestros mundos” estén en paz, TOLERAR es el verbo que debemos enseñar a conjugar a toda la sociedad… ¿Me ayudas?
¡Feliz Año nuevo para todos!